PARA COMENZAR BIEN EL DÍA ( Profra. Ruth Elena García Romero) 4/02/14
Un día el lobo se dio cuenta de que los
hombres los creían malos.
-Es horrible lo que piensan
y escriben- exclamó.
-No todos – dijo un ermitaño
desde la entrada de su cueva, y repitió las parábolas que inspiró San
Francisco. El lobo estuvo triste un
momento, quiso comprender.
- ¿Dónde está ese santo?
- En el cielo.
- ¿En el cielo hay lobos?
El ermitaño no pudo
contestar.
-Y tú qué haces? –preguntó
el lobo intrigado por la figura escuálida, los ojos ardidos, los andrajos del
ermitaño en su duro aislamiento. El ermitaño explicó todo lo que el lobo
deseaba.
-Y cuando mueras, ¿irás al
cielo? – preguntó el lobo conmovido, alegre de ir entendiendo el bien y el mal.
-Hago por merecer el cielo –
dijo apaciblemente el ermitaño.
- Si fueras mártir, ¿irías
al cielo?
- En el cielo están todos
los mártires.
El lobo se le quedó mirando, húmedos los
ojos, casi humanos. Recordó entonces sus mandíbulas, sus garras, sus colmillos
poderosos, y de unos saltos devoró al ermitaño. Al terminar, se tendió en la
entrada de la cueva, miró al cielo limpiamente y se sintió bueno por primera
vez.
Solicitar a los alumnos que por contexto
deduzcan el significado de las palabras: ermitaño, escuálida, andrajos, mártir.
Formalizar los conceptos de dichas palabras
mediante su búsqueda en el diccionario. Incluir el significado de la palabra
parábola.
Conversar
acerca de lo que les pareció el cuento.
Pedir a los alumnos hagan una breve reflexión
por escrito sobre la actitud del lobo.
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